lunes, 13 de febrero de 2012

Luis Pazos


“La invasión silenciosa”, por Luis Pazos.
Revista La primera de la semana, Nº 3,
4 de abril de 2000, pp. 6-10 (fragmento).

“Llegaron para quedarse. Los extranjeros ilegales que invaden en silencio
la Argentina ya son más de 2 millones. A diferencia de la inmigración
que soñaron Sarmiento y Alberdi, no vienen de las capitales
de Europa. Llegaron de Bolivia, Perú, Paraguay. [...]
Los ilegales viven en pensiones y hoteles miserables de Constitución
y Once, en villas miserias y en las 10.000 casas tomadas que hay
en Buenos Aires [...]. Para ellos, el infierno es el paraíso [...].
A las 2 de la mañana comienzan a formar una fila que a las 6 es un
río de hombres y mujeres de todas las edades. Es el momento exacto
en que obtienen un turno para ser atendidos en hospitales públicos
como el Piñero, el Argerich o la maternidad Sardá. Después de ser
atendidos sin tener que pagar un peso muchos de ellos vuelven a sus
casas en Buenos Aires [...].
En las caras aindiadas de los que continúan en la cola no hay dolor,
ni pena ni enojo. Las que están enojadas son las mamás argentinas.
A las 7 de la mañana, cuando comienza la atención a los pacientes,
para muchas de ellas no hay turnos. Esta, sin embargo, no es la queja
mayor. Todas coinciden en que ‘cuando venimos a buscar leche para
nuestros hijos las bolivianas, que llegan muy temprano, ya se llevaron
de dos a tres litros y nosotros tenemos que volver al día siguiente’
[...].
Para un inmigrante de los países limítrofes, la policía es el diablo.
La aparición de un patrullero en el Bajo Flores o en el Abasto los hace
entrar en pánico. El motivo es obvio: no tienen documentos.”

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