Entrevista a Pierre Bourdieu (1980):
“La sociología: ¿es una ciencia?” La Recherche Nº 331, Mayo de 2000;
en http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=123
“La sociología: ¿es una ciencia?” La Recherche Nº 331, Mayo de 2000;
en http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=123
La sociología: ¿es una ciencia?
La sociología es en
plenitud una ciencia, pero sí una ciencia difícil. Al contrario de las ciencias
consideradas puras, ella es por excelencia la ciencia que se sospecha de no
serlo. Hay para ello una buena razón: produce miedo. Porque levanta el velo de
cosas ocultas, incluso reprimidas.
La Recherche: Comencemos por las cuestiones más evidentes: las ciencias sociales, y
la sociología en particular, ¿son verdaderamente ciencias? ¿Por qué siente Ud.
la necesidad de reivindicar la cientificidad?
Pierre Bourdieu: La
sociología me parece tener todas las propiedades que definen una ciencia. Pero,
¿en qué grado? La respuesta que podemos hacer varía mucho según los sociólogos.
Diré solamente que hay mucha gente que se dice o se cree sociólogo y que
confieso tener dificultad en reconocer como tal (es el caso también, en grados
diferentes, en todas las ciencias). En todo caso, hace mucho tiempo que la
sociología salió de la prehistoria, es decir de la edad de las grandes teorías
de la filosofía social con la cual los profanos a menudo la identifican. El
conjunto de los sociólogos dignos de ese nombre se ajusta a un capital de
logros, de conceptos, de métodos, de procedimientos de verificación. No
obstante, por diversas razones sociológicas evidentes, y entre las cuales
porque ella juega el rol de disciplina refugio, la sociología es una disciplina
muy dispersa (en el sentido estático del término), y esto en diferentes puntos
de vista. Así se explica que ella dé la apariencia de una disciplina dividida,
más próxima a la filosofía que las otras ciencias. Pero el problema no reside
allí: si somos de tal manera detallistas acerca de la cientificidad de la
sociología es porque ella perturba.
La Recherche: Los sociólogos entonces, ¿son objeto de una sospecha particular?
Pierre Bourdieu: La
sociología tiene efectivamente el triste privilegio de encontrarse sin respiro
confrontada a la cuestión de su cientificidad. Se es mil veces menos exigente
con la historia o la etnología, sin hablar de la geografía, de la filología o
de la arqueología. Siempre interrogado, el sociólogo se interroga e interroga
siempre. Esto hace creer en un imperialismo sociológico: ¿qué es esta ciencia
emergente, vacilante, que se permite someter a examen a las otras ciencias? Yo
pienso, por supuesto, en la sociología de la ciencia. De hecho, la sociología
no hace más que plantear a las otras ciencias preguntas que se plantean a ella
de manera particularmente aguda. Si la sociología es una ciencia crítica, es
quizás porque ella misma se encuentra en una posición crítica. La sociología
crea problemas, como se dice.
La Recherche: ¿La sociología provoca miedo?
Pierre Bourdieu:
Sí, porque saca el velo que existe sobre cosas escondidas y a veces reprimidas.
Ella revela, por ejemplo, la correlación entre el éxito escolar, que se
identifica con la inteligencia, con el origen social o, más aún, con el capital
cultural heredado de la familia. Son verdades que los tecnócratas, los
epistemócratas (es decir buena cantidad de aquellos que leen la sociología y de
los que la financian) no quieren oír. Otro ejemplo: la sociología muestra que
el mundo científico es el lugar de una competencia que está orientada por la
búsqueda de beneficios específicos (premios Nóbel y otros, prioridad del
hallazgo, prestigio, etc.) y conducida en nombre de intereses específicos (es
decir irreductibles a los intereses económicos en su forma ordinaria y percibidos
por lo mismo como "desinteresados"). Esta descripción cuestiona
evidentemente una hagiografía científica en la cual participan a menudo los
científicos y de la cual éstos tienen necesidad para creer en lo que hacen.
La Recherche: De acuerdo: la sociología aparece a menudo como agresiva y
perturbadora, pero, ¿por qué se requiere que el discurso sociológico sea
"científico"? Los periodistas también plantean preguntas molestas;
ahora bien, ellos no reivindican su pertenencia a las ciencias. ¿Por qué es decisivo
que haya una frontera entre la sociología y un periodismo crítico?
Pierre Bourdieu:
Porque hay una diferencia objetiva. No es una cuestión de vanidad. Hay sistemas
coherentes de hipótesis, de conceptos, de métodos de verificación, todo cuanto
se adjunta comúnmente a la idea de ciencia. Por consiguiente, ¿por qué no decir
que es una ciencia si lo es realmente? Ciertamente es una cuestión muy
importante: una de las maneras de zafarse de verdades molestas es decir que
ellas no son científicas, lo que quiere decir que ellas son políticas, es decir
suscitadas por el interés, la pasión, por lo tanto relativas y relativizables.
La Recherche: Si se plantea a la sociología la cuestión de la cientificidad, ¿no es
también porque ella se ha desarrollado con cierto retraso con respecto a las
otras ciencias?
Pierre Bourdieu:
Sin duda, pero ese retraso se debe al hecho de que la sociología es una ciencia
especialmente difícil. Una de las dificultades mayores reside en el hecho de
que sus objetos son espacios de lucha: cosas que se esconden, que se censuran;
por las cuales se está dispuesto a morir. Es verdad también para el
investigador mismo que se encuentra en juego en sus propios objetos. Y la
dificultad particular que enfrenta la sociología se debe muy a menudo a que las
personas tienen miedo de lo que van a encontrar. La sociología confronta sin
cesar a aquél que la practica a realidades rudas, ella desencanta. Es el por
qué, contrariamente a lo que a menudo se cree, afuera y adentro, ella no ofrece
ninguna de las satisfacciones que la adolescencia busca frecuentemente en el
compromiso político. Desde ese punto de vista, ella se sitúa en el polo opuesto
de las ciencias llamadas puras (o de las artes puras), que son sin duda por una
parte, refugios en los cuales tienden a aislarse para olvidar el mundo,
universos depurados de todo lo que causa problema, como la sexualidad o la
política. Este es el motivo por el cual los espíritus formales o formalistas
hacen en general una sociología lastimosa.
La Recherche: Ud. muestra que la sociología interviene a propósito de cuestiones
socialmente importantes. Eso plantea el problema de su neutralidad, de su
objetividad: el sociólogo, ¿puede permanecer por encima de las pugnas, en
posición de observador imparcial?
Pierre Bourdieu: La
sociología tiene como particularidad tener por objeto campos de lucha: no
solamente el campo de las luchas de clases sino el campo mismo de las luchas
científicas. Y el sociólogo ocupa una posición en esas luchas: de partida, en
tanto que detentor de un cierto capital económico y cultural, en el campo de
las clases; enseguida, en tanto que investigador dotado de cierto capital
específico, en el campo de la producción cultural y, más precisamente, en el
sub-campo de la sociología. Esto, él debe tenerlo siempre en mente con el fin
de discernir y controlar todos los efectos que su posición social puede tener
sobre su actividad científica. Es la razón por la cual la sociología de la
sociología no es, para mí, una especialidad entre otras, sino una de las
condiciones primeras de una sociología científica. Me parece en efecto que una
de las causas principales del error en sociología reside en una relación
incontrolada del objeto. Es entonces capital que el sociólogo tome conciencia
de su propia posición. Las posibilidades de contribuir a producir la verdad me
parecen en realidad depender de dos factores principales, que están ligados a
la posición ocupada: el interés que se tiene en saber y en hacer saber la
verdad (o, inversamente, a esconderla o a escondérsela) y la capacidad que se
tiene de producirla. Se conoce la expresión de Bachelard: No hay ciencia sino de lo escondido. El sociólogo está mejor armado
para descubrir lo escondido por el hecho de estar mejor armado científicamente,
de que utiliza mejor el capital de conceptos, de métodos, de técnicas,
acumulado por sus predecesores, Marx, Durkheim, Weber, y muchos otros, y que es
más crítico; que la intención consciente o inconsciente que le anima es más
subversiva, que tiene más interés en sacar a luz lo que está censurado,
reprimido en el mundo social. Y si la sociología no avanza más rápido, como la
ciencia social en general, es tal vez, en parte, porque esos dos factores
tienden a variar en sentido inverso.
Si el sociólogo
llega a producir, aunque fuere un poco de verdad, no es a pesar de que tiene
interés en la producción de esta verdad, sino porque existe interés. Lo que es
exactamente lo contrario del discurso un poco tonto sobre la neutralidad. Este
interés puede consistir, como en todas partes, en el deseo de ser el primero en
hacer un hallazgo y de apropiarse de todos los beneficios asociados, o en la
indignación moral, o en la rebelión contra ciertas formas de dominación y
contra aquellos que las defienden al interior del campo científico, etc. En
síntesis, no hay una Inmaculada Concepción. Y no habrían muchas verdades
científicas si se debiera condenar tal o cual descubrimiento (basta con pensar
en la "doble hélice") so pretexto de que las intenciones o los
procedimientos no fueron muy puros.
La Recherche: Pero, en el caso de las ciencias sociales, el "interés", la
"pasión", el "compromiso", ¿no pueden conducir al
enceguecimiento?
Pierre Bourdieu: En
realidad, y es lo que constituye la dificultad particular de la sociología,
esos "intereses", esas "pasiones", nobles o ignominiosas,
no conducen a la verdad científica sino en la medida en que están acompañadas
de un conocimiento científico de lo que las determina, y de los límites así
impuestos al conocimiento. Por ejemplo, todos saben que el resentimiento ligado
al fracaso no hace más lúcido acerca del mundo social sino encegueciendo
respecto del principio mismo de esa lucidez. Pero eso no es todo. Más avanzada
es una ciencia, más el capital de saberes acumulados es importante y más las
estrategias de subversión, de crítica, cualesquiera sean las
"motivaciones", deben, para ser eficaces, movilizar un saber
importante. En física, es difícil triunfar sobre un adversario recurriendo al
argumento autoridad o, como sucede todavía en sociología, denunciando el
contenido político de su teoría. Las armas -de la crítica- deben ser
científicas para ser eficaces. En sociología, al contrario, toda proposición
que contradice las ideas incorporadas está expuesta a la sospecha de una opción
ideológica, de una toma de posición política. Aquélla choca con intereses
sociales: los intereses de los dominantes que tienen una opción por el silencio
y por el "buen sentido", los intereses de los portavoces, de los
altoparlantes, que necesitan ideas simples, simplistas, consignas. Es la razón
por la cual se le pide mil veces más pruebas (lo que, de hecho, está muy bien)
que a los voceros del "buen sentido". Y cada descubrimiento de la
ciencia desencadena un inmenso trabajo de "crítica" retrógrada que acapara
todo el orden social (los créditos, los puestos, los honores, por lo tanto, la
creencia) y que apunta a enterrar lo que había sido descubierto.
In: La Recherche N0 331, Mayo
de 2000.
Traducción: Dr.
Manuel Antonio Baeza R. concepción, Diciembre de 2000.
(la entrevista completa, en francés, se puede encontrar en http://www.larecherche.fr/content/recherche/article?id=14410)
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