jueves, 1 de marzo de 2012

2001-2011: Continuidades y rupturas en una década del movimiento estudiantil argentino. (Complementario) Revista Herramienta web 10 Diciembre de 2011 ISSN 1852-4729


Autor(es)

 Liaudat, María Dolores. Estudiante de Sociología (UNLP). Nació en Ayacucho, Provincia de Buenos Aires, en 1988. Becaria de la CIC-PBA.
Liaudat, Santiago. Profesor de Filosofía (UNLP). Nació en Ayacucho, Provincia de Buenos Aires, en 1986. Docente en la UNQ y en formación docente (ISFD nº9 y nº17). Miembro de CECSO.  Fue presidente de la FULP en 2008-2009 y consejero directivo de FaHCE (UNLP) en 2006-2007.
Pis Diez, Nayla. Estudiante de Sociología (UNLP). Nació en La Plata, Provincia de Buenos Aires, en 1988. Becaria del CIN en la UNLP.
Agradecemos a las decenas de militantes estudiantiles actuales y de generaciones anteriores que entrevistamos y/o consultamos para la elaboración del presente artículo. Ell@s construyeron esta historia; a ell@s está dedicado.
La crisis política del 2001 planteó nuevas coordenadas para el quehacer militante de las organizaciones de los diferentes sectores sociales. En el presente artículo intentamos rastrear los principales cambios en el movimiento estudiantil en lo que hace a reconfiguración del mapa de fuerzas políticas, a ejes de intervención y a nuevas prácticas organizativas. Distinguimos con fines expositivos en estos diez años una serie de etapas, a sabiendas que la realidad es siempre más compleja. Y si bien abordamos la evolución de las tres principales corrientes (grosso modo, radicalismo-socialismo, peronismo-kirchnerismo, izquierda) nos centraremos en la irrupción del sector independiente, cristalizado pos-2001 y por tanto heredero directo de la crisis. Por último, para tener una visión histórica que permita comparaciones añadimos una breve reseña de los principales acontecimientos y la evolución en el mapa de fuerzas en el movimiento estudiantil de las últimas décadas. Por allí empezamos a recorrer esta historia:


Antecedentes: hitos en el movimiento estudiantil entre 1983 y 2001
Con la vuelta de la democracia y a la par de la normalización de las universidades públicas comienza un lento proceso de reconstrucción del movimiento estudiantil en Argentina. Los ejes que guiaron la práctica de la mayoría de las organizaciones en el primer período (1983-1987) fueron la recuperación de la institucionalidad democrática y la lucha por los derechos humanos[i]. En la universidad esto se expresa en la reconstrucción de los organismos gremiales de los estudiantes (creación de centros y federaciones) así como en la lucha contra los docentes vinculados a la dictadura.
Durante la década del ’80 se hicieron visibles principalmente dos tipos de organizaciones: las partidarias y las independientes (Touza, 2007:249). Las principales fuerzas partidarias son: Franja Morada-FM (UCR), Movimiento de Orientación Reformista-MOR (PC), Movimiento Universitario Intransigente-MUI (PI), Juventud Universitaria Peronista-JUP (PJ), Movimiento Nacional Reformista-MNR (PS), y la Unión para la Apertura Universitaria-UPAU (UCeDé). Tanto el peronismo como el PI y el PC aportan al armado de agrupaciones “plurales”, así llamadas porque eran espacios de unidad donde participaban estudiantes de diversos orígenes ideológicos[ii]. Por otro lado, están aquellas organizaciones “independientes” de un perfil cercano a la centroderecha que se oponían a que las organizaciones estudiantiles se pronunciaran sobre temas no vinculados a lo estrictamente universitario[iii].
Esta primera configuración del movimiento estudiantil pasará por tres puntos de inflexión hasta el 2001, momentos de quiebre que redibujan el mapa de las fuerzas políticas.
La crisis de un modelo de militancia (1989)
En el año 1989 suceden una serie de acontecimientos a nivel nacional e internacional que afectaron a la militancia: la caída del muro de Berlín, la debacle del sandinismo, la toma del cuartel militar de la Tablada por un sector del MTP, la fragmentación del Movimiento Al Socialismo MAS (importante partido de izquierda post-dictadura), la crisis de la juventud radical ante la inoperancia del gobierno de Alfonsín y el ascenso de Menem al gobierno con un discurso populista que al poco tiempo traicionará (en octubre realiza la primera tanda de indultos a los militares golpistas).
Estos acontecimientos afectan a los militantes que se quedan sin referencias claras a nivel internacional y desencantados de los partidos tradicionales en lo local. Ello conlleva a un reflujo en la participación política de los jóvenes en las universidades, generando las condiciones para importantes cambios en el mapa de las fuerzas estudiantiles.
La Franja Morada, luego de un retroceso en la segunda mitad de los ‘80[iv], se recompone con la resistencia a las políticas educativas menemistas, recuperándose como fuerza hegemónica a costa de un cambio de discurso donde las perspectivas transformadoras son abandonadas (Touza, 2007: 262)[v]. Por su parte, el peronismo sigue apostando al armado de agrupaciones plurales, ahora compartidas con liberales y demócratas. El acompañamiento a las políticas educativas del gobierno de Menem le generará un fuerte retroceso en el movimiento estudiantil. Pero no solo la JUP entra en crisis en este período sino también las demás corrientes que apoyan al menemismo: la UPAU y el MUI. Mientras que el sector estudiantil ligado a la FJC-PC se ve afectado por la debacle soviética y sandinista, que lleva al partido a abandonar los postulados más radicales del “viraje” del Congreso de 1986 (que había definido la conformación de los Frentes Amplios Estudiantiles Santiago Pampillón). Nace además en 1991 la Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista-CEPA (PCR) que tendrá un lugar de protagonismo en adelante.
Uno de los fenómenos más interesantes que se generan al interior del movimiento estudiantil es el masivo surgimiento en los años inmediatamente posteriores a 1989 de agrupaciones independientes con un nuevo carácter. Son agrupaciones de base creadas por ex militantes partidarios que las conciben como refugio/trinchera, como un espacio que ofrece resguardo mientras se espera un nuevo modelo y un nuevo espacio partidario de militancia (Picotto y Vommaro, 2010: 153) [vi]. Estas organizaciones integran un plano de disputa gremial y académica dándole un carácter político, en una nueva visión del territorio universitario. Una apuesta novedosa realizada por tales agrupaciones es el armado de las denominadas Cátedras Libres, orientadas cada vez más a la rearticulación de un espacio político de izquierda. Dos cátedras emblemáticas del período son la “Cátedra Libre de Derechos Humanos” en el año 1994 y la “Cátedra Libre Che Guevara” en el año 1997, ambas en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Esta última se traslada a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y a la de Rosario (UNR), dando lugar en su último encuentro a la experiencia del Encuentro de Organizaciones Sociales (EOS), antecedente de la Coordinadora de Organizaciones Populares Autónomas (COPA) que funcionará durante 2001-2003.
Los ejes de intervención de esta etapa se concentran en la resistencia al proceso de reformas que el menemismo inicia en la educación con la publicación del “documento Bulit Goñi” en febrero de 1990. Resistencia que se visualiza en las movilizaciones convocadas por la Federación Universitaria Argentina (FUA) en noviembre de 1991 y junio de 1992, pero que encuentra su punto más álgido en la lucha contra la sanción de la Ley de Educación Superior (LES) unos años después.
La lucha contra la sanción de la Ley de Educación Superior (1995)
El año 1995 será clave en este período: a partir de la lucha contra la sanción de la Ley de Educación Superior vuelve a ponerse de pie un movimiento estudiantil a nivel nacional, caracterizado por una gran radicalidad. Se extiende un proceso de tomas y movilizaciones en todo el país, siendo los epicentros del conflicto la UNLP, la Universidad de Comahue (UNCOMA) y la UBA. Su fuerza sorprende a todo el arco político, reconfigurando nuevamente el mapa de fuerzas estudiantiles. La Franja acompaña en un inicio el proceso de lucha, generando espacios de articulación desde la FUA con otros gremios. Pero ante la inminente sanción de la Ley intenta moderar sus acciones. Por su parte el peronismo sigue en reflujo y aislado del proceso por su posición política de acompañamiento a las medidas del gobierno. Se genera entonces un vacío político que da lugar a la conformación de un bloque opositor donde toman mucha fuerza organizaciones radicalizadas como la Venceremos (ligada a Patria Libre, conformada en 1987) y el movimiento estudiantil de Quebracho (organización nacida en 1993). También se observa una consolidación de la CEPA, a la vez que comienza a desarrollarse la izquierda trotskista (el PO y las escisiones del MAS: el PTS nacido en 1988 y el MST de 1992). Aparecen además en este período los primeros intentos de articulación nacional de cara a los Congresos de FUA. Nos referimos a la conformación del Frente Independiente de Estudiantes por la Liberación-FIDEL en 1994 que reúne tanto a organizaciones partidarias como a independientes de izquierda.
Por otra parte surge una nueva camada de agrupaciones independientes. A diferencia de las constituidas algunos años antes, no nacen de ex - militantes de partidos políticos, sino de estudiantes independientes que tienen su primera práctica política. Hay una búsqueda en estas organizaciones de creatividad y experimentación que los diferencie de los partidos tradicionales, pero aparecen también algunas definiciones en cuanto a principios organizativos que nos hablan de la progresiva constitución de una identidad como “independiente”. El levantamiento zapatista de 1994 influencia en buena medida a estas agrupaciones que comienzan a utilizar conceptos como horizontalidad, autonomía y democracia directa. [vii] Pero además el veinte aniversario de la dictadura militar (1996), los 30 años de la caída en combate del Che (1997) y los primeros signos de agotamiento del modelo neoliberal, van generando la necesidad de re-pensar alternativas políticas.
El freno al recorte presupuestario (1999-2001)
La recesión económica que comienza en 1998 impactó en la educación superior. Durante el período que va entre 1999 y 2001 sucesivos ministros de Economía intentan recortar el presupuesto de las universidades: Roque Fernández (1999), López Murphy y Cavallo en 2001. Estas políticas de gobierno generan una tenaz resistencia en el conjunto de la comunidad universitaria. Las derrotas de estos intentos de recorte presupuestario tuvieron una gran importancia para la subjetividad del movimiento estudiantil: era la primera victoria (aunque defensiva) luego de una década de derrotas.
Este alza en el ciclo de lucha, en un contexto de desprestigio del peronismo por el gobierno de Menem y de Franja Morada por su apoyo al gobierno de la Alianza, favorece un rápido crecimiento de las fuerzas de izquierda a nivel nacional. A su vez comienzan a visibilizarse las agrupaciones independientes que habían nacido en los ‘90 y que conforman ahora diversos espacios de articulación a nivel regional (por ej., el Movimiento Amplio Universitario-MAU en la Universidad de Cuyo (UNCU), el Espacio Independiente en la UNLP y la UBA, La Bisagra en la Universidad de Córdoba (UNC)). Esta nueva correlación de fuerzas se expresa en la conquista de parte de la izquierda de las Federaciones Universitarias de Buenos Aires (FUBA) y La Plata (FULP) en el simbólico mes de diciembre de 2001. Se abría una nueva etapa para el movimiento estudiantil.
2002-2011: Una década de movimiento estudiantil
Dividiremos la década en varias etapas centradas en los cambios de ejes de militancia y/o en el mapa de fuerzas estudiantiles, ya sea a partir de hechos propios de la Universidad o a causa de factores externos.
De la caída de la Alianza a la asunción de Néstor Kirchner: años de movilización social (2002-2003)
Durante 2002 el movimiento estudiantil participa como un actor más en el proceso de movilización social que caracterizó al país. Una parte importante se vuelca a aportar a las numerosas y diversas formas de movilización y organización que emergen: de ahorristas, de piqueteros y desocupados, de fábricas recuperadas, de vecinos en asambleas barriales. Tendremos que esperar hasta 2004, con la recomposición institucional en curso, para que vuelvan a plantearse ejes nacionales propiamente universitarios.
En cuanto a la composición del movimiento estudiantil, se evidencia un retroceso de Franja Morada en el período 2000-2003 en sintonía con la crisis del radicalismo, aunque sin resignar en ningún momento el lugar de fuerza mayoritaria. El peronismo tampoco tendrá un buen desempeño afectado también por la crisis política. El retroceso de ambas fuerzas va a ser capitalizado por fuerzas estudiantiles de izquierda, independientes y partidarias.
El Congreso de FUA de marzo de 2002 señala un punto de inflexión para el sector independiente: será al mismo tiempo, el momento de mayor expansión (se llegará a obtener la Secretaría General de la FUA), pero también es el comienzo de la fragmentación. En los hechos, el Espacio Nacional Independiente (ENI), como se lo conocía, era un conglomerado de agrupaciones de base con diversas trayectorias. Reunidas en torno al “a-partidismo” como definición básica, existían importantes matices entre ellas (algunas con cierta historia de articulación política y vínculo con movimientos sociales como la CTA o la COPA Nacional), lo que explicará su evolución posterior. En general, compartían además una construcción asamblearia que explícitamente oponían al “verticalismo de los partidos tradicionales” (caracterización que incluía tanto a partidos de derecha como de izquierda). En la misma línea, criticaban la instrumentalización que los partidos hacían del movimiento estudiantil, así como su carácter de vanguardia auto-proclamada. Este sector se caracterizó, además, por la importancia concedida a la disputa ideológica en las universidades, más allá de los tradicionales ejes gremiales o políticos. La declaración del Encuentro Nacional de Agrupaciones Independientes, que funcionó en paralelo al Congreso de FUA de 2002, es muy expresiva acerca de la ideología de este sector. El comunicado afirma:
Somos la expresión genuina del movimiento estudiantil organizado […]. Nos consideramos estudiantes organizados para la acción, y no dirigentes de los estudiantes. Esto marca la diferencia con el resto de las agrupaciones políticas nacionales que participan de la FUA y sólo reproducen una forma de política que termina priorizando los intereses partidarios por encima de los intereses de las mayorías estudiantiles y de los distintos sectores sociales. Somos la expresión de una nueva forma de hacer política. Surgimos en las instancias de lucha organizándonos en diferentes grupos autónomos que potencian la participación activa y directa de los estudiantes. (…)”
Respecto del quehacer de los “partidos tradicionales”, tanto de izquierda como de derecha, dice:“que sólo son expresión de una forma de construcción política marcada por “la rosca y las negociaciones” a espaldas del conjunto de los estudiantes, política repudiada por el pueblo argentino en las heroicas jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001”. Por último, es interesante resaltar un horizonte articulación política y transformación social:“Para nosotros es importante no sólo hacer política, sino construir herramientas políticas, con metodologías nuevas de transformación de esta sociedad capitalista neoliberal, por una sociedad más justa para todos.” [viii]
Nuevo contexto: La política kirchnerista hacia la educación superior (2003-2011)
Para continuar con esta historia es fundamental señalar las nuevas condiciones en que va a desenvolverse desde 2003 el movimiento estudiantil. El gobierno de los Kirchner ha planteado un nuevo escenario para la acción a partir de una mezcla de continuidades y rupturas con las políticas neoliberales para la educación superior establecidas durante los ‘90.
Entre las rupturas centrales podemos mencionar:
a)      Aumento del presupuesto: Las últimas estadísticas del Ministerio de Educación señalan un aumento en el presupuesto para la educación superior entre el 2005 y el 2009 del 242%[ix]. Se trata de un aumento significativo que marca un quiebre con el desfinanciamiento para la educación de la década pasada. Aunque hace falta también señalar que aún está lejos de representar el 2% del PBI que el gobierno mismo plantea como necesario (para el año 2009 el presupuesto universitario representó el 0,83% del PBI).
b)      Mejoras salariales para los trabajadores de las Universidades y expansión de las becas estudiantiles:Las estadísticas oficiales nos hablan de un 500% de aumento en promedio de los salarios nominales docentes entre los años 1999 y 2009 (representando los años 2006-2008 los de mayor aumento). Si tenemos en cuenta que en los años 2002 y 2003 como efecto de la devaluación hubo una enorme pérdida adquisitiva de los salarios, el aumento real que se da en estos años es entre el 20% y el 90% respecto de los salarios del año 2001.[x] Incrementos muy significativos también percibieron los trabajadores no-docentes, que para algunos puestos alcanzó el 1.000% nominal. En cuanto a becas estudiantiles se registra una importante expansión a través del Programa Nacional de Becas Universitarias (PNBU), de las Becas Bicentenario y de las Becas Estímulo a las Vocaciones Científicas.
c)      Mayor valoración del desarrollo científico y tecnológico: La prioridad otorgada al desarrollo científico se expresa en la promulgación en el año 2005 de la Ley de Educación Técnico-Profesional (nº 26.058) y especialmente en el año 2007 con la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Desde entonces, ha aumentado considerablemente el presupuesto destinado a la investigación: si en el 2003 el gasto era del 0, 46 % del PBI, en el 2010 el mismo aumenta al 0,88%. Lo que ha redundado en un importante aumento en los montos de becas de investigación y sueldos de investigadores, así como se ha expandido la cantidad de beneficiarios. Por otra parte se lleva a cabo una política de repatriación de científicos a través del programa RAICES[xi].
d)      Creación de nuevas universidades públicas: Entre los años 2003 y 2011 se han inaugurado diez nuevas universidades, la mitad de ellas ubicadas en el conurbano bonaerense. Con esta política se busca una descentralización de las grandes universidades, principalmente de la UBA, a la vez que se promueve una fuerte articulación entre el gobierno local (partidarios en el GBA del gobierno nacional), la universidad y empresas locales. Por otro lado no podemos dejar de mencionar la nula creación de nuevas universidades privadas durante este período que contrasta con la oleada de universidades privadas fundadas en los ‘90. [xii]
Por otro lado, entre los elementos que marcan una continuidad con los parámetros neoliberales de la educación podemos señalar:
a)      Vigencia de la Ley de Educación Superior: El gobierno ha mantenido y aplicado a lo largo de ocho años esta ley aprobada durante la “década neoliberal”. Marco regulatorio de las universidades, ha sido desacreditada por representantes académicos, gremiales y de todo el arco político, por su carácter privatista y antidemocrático. Pero sobretodo el sostenimiento de esta ley ha implicado una profundización de sus rasgos centrales en lo que hace al modelo de Universidad y desarrollo que propone. [xiii]
b)      Creciente relacionamiento con el sector privado empresarial: Este fenómeno se evidencia principalmente en dos aspectos: por un lado, en el crecimiento de los convenios suscritos entre universidades y empresas.[xiv] Convenios que representan, generalmente, acuerdos de comercialización de conocimiento o mano de obra calificada, rotulados como “venta de servicios a terceros”. A cambio ingresan a las Universidades fondos económicos que ocupan un lugar creciente en sus presupuestos, alcanzando el 40% del presupuesto de funcionamiento.[xv] De esta manera, queda condicionada la producción de conocimiento a las demandas del mercado y no a las necesidades sociales. Es interesante destacar que el proyecto oficialista de ley mantiene esta política (Gómez, 2010:7).
c)      Políticas de investigación en función de intereses capitalistas: conectado con lo anterior, observamos que la prioridad otorgada al desarrollo científico y técnico tiene como eje generar condiciones para la valorización del capital. Así, las líneas de investigación promovidas desde el gobierno son aquellas vinculadas con el modelo de acumulación capitalista que se desenvuelve en el país desde el 2002, destacándose la biotecnología. Esta política científica ha contribuido a ocultar los efectos colaterales sobre el medio ambiente y el ser humano del actual modelo de acumulación, así como ha renegado de todo debate sobre modelo de desarrollo sustentable.
d)      Profundización de las políticas de evaluación e incentivos: tanto en lo laboral (docentes, no-docentes e investigadores) como en lo que hace a funcionamiento institucional, se mantuvieron vigentes los criterios de competencia, selección y evaluación neoliberales, así como las políticas de financiamiento focalizado como mecanismo de condicionamiento.
e)      Crecimiento de las universidades privadas: En la década 1999-2009 la tasa acumulativa promedio de crecimiento de la cantidad de estudiantes de grado en las universidades públicas es del 2,2%, mientras en las privadas es del 6,6%. Esto ha llevado a que en 2009 que uno de cada cinco (20,5%) estudiantes de grado se forme en universidades privadas. Pero la tendencia es más preocupante sobre el número total de graduados. De estos, casi uno de cada tres (29.2%) provienen ya del sector privado. [xvi] 
En síntesis, podemos decir que las principales rupturas con el período inmediatamente anterior se hallan en lo económico. Mientras que las principales continuidades se registran en el plano político e ideológico. Esta política educativa ha servido para consolidar, a fuerza de recursos económicos, el modelo universitario heredado del neoliberalismo. Conceptos como competitividad, venta de servicios, flexibilización, inserción en el mercado, innovación empresarial, se han incorporado y naturalizado en la práctica universitaria. No obstante, debemos reconocer políticas contradictorias también con esta línea central, por ejemplo, cierta revalorización de la extensión (a través principalmente del Programa de Voluntariado Universitario iniciado en 2006).
De la toma de Comahue al conflicto presupuestario en Córdoba (2004-2005)
El eje central que marcó las grandes discusiones y los principales conflictos del período 2004-2005 está dado por el rechazo a las acreditaciones de las carreras universitarias por parte de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CoNEAU), órgano de aplicación de la LES. El epicentro del conflicto es la UNCOMA, una universidad con gran historial de lucha. Entre octubre y noviembre de 2004 la Federación Universitaria de Comahue (FUC) produce una toma de la Universidad con el objetivo de lograr que el Consejo Superior se expida en rechazo a las acreditaciones. La situación de toma y movilización se sostuvo hasta que el Consejo Superior de la Universidad se expidió a favor del reclamo, convirtiendo el proceso de lucha en un triunfo del movimiento estudiantil y señalando de esta manera que podía frenarse el avance de la reforma educativa. En este marco desde la FUC se organiza en diciembre de 2004 el “Primer Congreso Nacional de estudiantes universitarios contra la LES”, con el objetivo de nacionalizar el conflicto.
De este modo, en 2005 la lucha de Comahue se extiende con su ejemplo y abre un debate sobre la LES y las acreditaciones en varias de las principales universidades del país. En Chubut, en la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco (UNP) la Federación Universitaria Patagónica (FUP) lleva adelante una importante toma contra la CoNEAU y por aumento presupuestario. En La Plata se llevan adelante masivas asambleas “interfacultades” con el mismo eje. En la UBA se realizan en la el Segundo (mayo) y Tercer Congreso contra la LES (septiembre). Finalmente, este ciclo se cierra con la imposibilidad de la izquierda universitaria (independiente y partidaria) de coordinar acciones de resistencia y generar propuestas alternativas, en un momento en que el estallido de un conflicto presupuestario de magnitud impone otra agenda sectorial.
La lucha contra la LES, con epicentros en UNCOMA, UNP y UNLP, se encuentra en la segunda mitad del año 2005 con un fuerte conflicto presupuestario originado en la provincia de Córdoba a partir de una huelga docente universitaria. En agosto en Córdoba capital se realizan masivas movilizaciones (con un pico de 35.000 personas) en las que participa toda la comunidad universitaria de la UNC. En el mismo mes es tomada por los estudiantes la Universidad de Río Cuarto (UNRC). En ellas, si bien se incluye en su pliego la cuestión de la LES y la CoNEAU, hay una centralidad en la exigencia de aumento presupuestario, especialmente en salarios (lo que llevará a que una vez alcanzado el aumento salarial, se descomprima la situación). Completa el mapa social el ambiente de fuerte conflictividad sindical que se vivió en 2005 con luchas de resonancia pública como la de los trabajadores del Hospital Garrahan y los del Subte de Capital Federal. Como síntesis de este período se desarrolla una gran movilización unitaria el 16 de septiembre bajo el lema “Marcha Federal por Salud, Trabajo y Educación”, que reúne a decenas de miles de personas de todo el país, destacándose la presencia de columnas de trabajadores, de estudiantes y de movimientos barriales. No es casualidad que el día siguiente se realiza el “Tercer Congreso Nacional de Estudiantes contra la LES”. Se intentaba de ese modo, de parte de la izquierda, vincular la lucha reivindicativa económica con el debate sobre la orientación de la educación.
Este período concluye con dos saldos. Por un lado, el gobierno antes de fin de año sanciona la Ley de Financiamiento Educativo como respuesta al conflicto presupuestario. Por otro lado, a partir del rechazo abierto a la aplicación de la LES se desarrollarán formas indirectas. Se empieza a hablar de “autoevaluación” y se plantean mediaciones a través de la implementación de estándares para la acreditación por organismos que nuclean a autoridades de las diversas carreras, como la Asociación Nacional de Facultades de Humanidades y Educación (ANFHE), la Asociación de Unidades Académicas de Psicología (AUAPsi) o el Consejo Universitario de Ciencias Exactas y Naturales (CUCEN), entre otros.
Por último, a partir de mayo de 2003 con la asunción de Néstor Kirchner y la recomposición institucional en curso, comienza una rápida reconfiguración del mapa político estudiantil. Por un lado, la Franja Morada recupera espacio, aunque no volverá a los niveles previos a la crisis del 2001. El peronismo “orgánico” experimenta un crecimiento que lo ubicará en posiciones levemente encima a las previas a la crisis. Su mayor crecimiento en este período vino, sin embargo, de la incorporación de otros afluentes militantes, entre los que se destaca la Venceremos. La izquierda consolidará las posiciones alcanzadas, especialmente la CEPA y la Unión de Juventudes por el Socialismo-UJS (PO), mientras que otras fracciones comienzan un lento decrecimiento (es el caso del Movimiento Estudiantil Liberación[xvii]). Pero sin dudas la novedad la aporta la evolución del espacio “independiente”. La coyuntura política abierta a partir del gobierno de Kirchner hace aflorar las diferencias en torno a la cuestión sobre con quiénes construir un proyecto más allá de lo universitario. Comienza un proceso de fragmentación y organización en corrientes nacionales que describimos más adelante.
El Congreso de FUA de mayo de 2004 sirve como “fotografía” de este momento. Franja Morada muestra una recuperación respecto a la caída de 2002. La izquierda partidaria obtiene el segundo puesto, por única vez, quedando la Secretaría General para la CEPA. Tercero y muy cerca queda el kirchnerismo (JUP más nuevas corrientes aliadas), mostrándose como un nuevo actor de peso. Mientras que el Espacio Nacional Independiente como tal ya no se volverá a presentar, luego de haber obtenido el segundo puesto en 2002.
Las luchas por la democratización universitaria (2006-2007)
El 2006 inicia con un conflicto que marcará los dos años siguientes del movimiento estudiantil y tendrá una importante repercusión en términos institucionales. Las autoridades de la UBA se aprestaban a realizar una nueva elección de rector. El nombre de un personaje controvertido, Atilio Alterini, suena como el candidato a suceder a Guillermo Jaim Etcheverri. La FUBA se pone en pie de lucha para frenar esta designación denunciando la complicidad de Alterini con la última dictadura militar. Transcurre un período de conflicto de alta intensidad de unos diez meses en que la Asamblea Universitaria es impedida en cinco oportunidades y la UBA, principal universidad del país, queda en acefalía institucional. La elección en diciembre –represión de por medio- de Rubén Hallú como nuevo rector da un cierre al conflicto en la UBA. Lo importante del caso es que la lucha vira desde el rechazo a una persona hacia la impugnación del sistema universitario de representación estamental. Así, un conflicto local pasó a representar un cuestionamiento general al sistema de gobierno universitario, en un pasaje que sin dudas tienen connotaciones democratizantes herederas de la crisis de representación del 2001. La LES será cuestionada ya no sólo a partir de una violación de la autonomía (una de las críticas centrales a la acreditación de la CoNEAU) sino también por garantizar una toma de decisiones antidemocráticas (la mayoría automática para una minoría de profesores).
A partir del conflicto de la UBA el eje de democratización se extiende a las principales universidades nacionales. Estas luchas son encabezadas por organizaciones estudiantiles de izquierda (tanto independiente como partidaria) que, por entonces, conducen importantes Federaciones Universitarias (Buenos Aires, La Plata, Rosario, Comahue, Patagonia).
Sintéticamente mencionamos algunos casos: en la Universidad de Comahue ante las elecciones de rector programadas para 2006 la FUC lleva adelante una extensa toma de varias facultades por democratización (julio-agosto). En la Universidad de Patagonia (UNP) la FUP había realizado una importante toma en abril de 2005 en la que ya se había planteado la necesidad de una reforma de estatutos; en 2006 el conflicto se reabre y finalmente en 2007 se logra la reforma. En La Plata frente a la elección de rector del año 2007 se da un proceso de movilización que impide a la Asamblea Universitaria sesionar normalmente. El conflicto implicó una toma de una semana del Rectorado. Buscando evitar la prolongación del conflicto las autoridades de la UNLP recurrieron a métodos inverosímiles (que rozan la ilegalidad) para garantizar la votación. En 2008 el proceso en la UNLP se cierra con una reforma de estatutos. En el mismo año en la Universidad de Rosario la FUR, conducida por un año por la izquierda, realiza importantes asambleas interfacultades, movilizaciones masivas, tomas de facultades e interrupciones de elección de autoridades. Así, comenzó en Rosario la lucha por la democratización logrando la apertura de un proceso de reforma de los estatutos que avanzó con algunas conquistas, aunque que quedará trunco (al igual que el de la UBA). En los mismos años la Universidad de Córdoba reforma su estatuto (2007) haciéndose eco del debate abierto a nivel nacional, aunque sin mayores conflictos internos. Mientras otras universidades, aún años después, experimentan conflictos similares a los descritos. Es el caso de la Universidad de Mar del Plata (2010).
Repasando los principales conflictos por democratización encontramos importantes similitudes: la mayoría se activan frente a la elección de autoridades (por eso no se dan los conflictos al mismo tiempo sino en función de la agenda institucional de cada Universidad); se impugna el método de elección, y desde allí se pasa a cuestionar el modelo de toma de decisiones. Todos los conflictos están marcados por la radicalidad en las acciones de lucha y la intransigencia de la izquierda estudiantil. Pero también por la intransigencia de las autoridades y el gobierno nacional que no dudan en aplicar los más bajos métodos, desde la represión hasta la ilegalidad, para garantizar la “continuidad institucional”. Por último, los conflictos se cierran con la promesa de reforma de estatutos, a partir de lo cual se divide la izquierda, que durante los diversos procesos había actuado unificada. Algunas corrientes plantean disputar la reforma de estatutos, mientras que otras sostienen que hay que seguir interrumpiendo el funcionamiento institucional. Estas reformas, en general, se ven vaciadas de su contenido democratizador (exceptuando el caso de la UNP, donde se consigue la representación paritaria docente-estudiantil) aunque se conquisten algunos avances. Por ejemplo: se establece la gratuidad de la enseñanza de grado (UNLP, UBA, UNR) y, con restricciones, de posgrado (UNLP, UBA), se prohíbe el ingreso eliminatorio (UNR, UNLP), se amplía y jerarquiza el concepto de la extensión (UNLP), se restringe el trabajo en la Universidad de personas vinculadas a la dictadura militar (UNLP, UBA). Estas reformas de estatutos han dado un cierre parcial al conflicto por democratización o bien lo han trasladado a la reglamentación de los nuevos estatutos (es el caso del conflicto institucional de 2009 en la UNLP en torno al ingreso eliminatorio de Medicina). Además, entre los saldos del conflicto por la democratización se destaca el anuncio de parte del gobierno de una nueva LES (Cristina Fernández lo anuncia formalmente en la apertura de sesiones del Congreso Nacional de 2008), así como la inclusión de algunas de las demandas en los proyectos de reforma de la Ley de Educación Superior, incluso en el oficialista presentado por Adriana Puiggrós.
En cuanto al mapa estudiantil podemos tomar como referencia al Congreso de FUA de junio 2006. El mismo fue anticipado por una movilización convocada por FULP, FUBA, FUP y FUC en repudio a la conducción de la FUA y en apoyo a las luchas presupuestarias, por la democratización y contra la LES que estaban desarrollándose en todo el país. La izquierda, tanto partidaria como independiente, resuelve no participar del Congreso, haciéndose eco de un planteo más general de democratización: “hace falta democratizar la FUA al igual que las universidades”. En cuanto a las votaciones, Franja Morada se muestra estancada, aunque manteniendo su lugar hegemónico. El peronismo, que sostiene un crecimiento sostenido desde 2003, no logra cerrar las fisuras entre el duhaldismo y el kirchnerismo, logrando el segundo y tercer lugar respectivamente (a causa de la ausencia de la izquierda).
El “conflicto del campo” divide aguas en el movimiento estudiantil (2008)
El denominado “conflicto campo-gobierno” ocurrido entre marzo y julio de 2008 va a modificar las coordenadas de la política estudiantil universitaria. Parte del movimiento estudiantil se moviliza detrás de uno y otro bando, al tiempo que surgirá del contexto de polarización una tercera posición que se mantiene independiente ambos y aporta a dar cohesión a un sector de los estudiantes independientes generando las condiciones para una confluencia orgánica que se hizo notar en los años posteriores. Repasemos los alineamientos en cada uno de los sectores:
Por un lado, parte del estudiantado, principalmente proveniente del interior agrario que depende directa o indirectamente de la renta agropecuaria, participa de los cacerolazos contra la política del gobierno en las grandes ciudades donde se encuentran las sedes de las principales universidades. Este repentino “vuelco a las calles” se vio acompañado por organizaciones tradicionalmente ligadas a sectores vinculados al agro. Tal es el caso de Franja Morada, que vio resurgir en numerosas ciudades la Juventud Radical. O el caso del MNR, con asiento privilegiado en la provincia de Santa Fe, uno de los epicentros de la protesta. Pero también la movilización fue acompañada por organizaciones de la izquierda partidaria, que vieron en las decenas de cortes de ruta y en el surgimiento de asambleas de productores rurales un reflotar de la lucha callejera del 2001-2002. Entre esas organizaciones se destacan la CEPA y el MST. Llamativamente el saldo para estas organizaciones estudiantiles de su fuerte participación en apoyo “del campo” parece haber sido nulo en algunos casos y negativo en otros. Mientras que Franja Morada y el MNR mantienen su caudal de votos y suman militantes, la CEPA y el MST retroceden en varias universidades y federaciones universitarias (tal es el caso de la FUBA y la FULP). Por otra parte, producto del conflicto se acerca a este sector el Movimiento Universitario Sur (nuevo nombre que asume en 2006 la Venceremos, una de las protagonistas de la resistencia a las reformas educativas de los ’90). Esta corriente, que formara parte hasta el momento de las filas del movimiento estudiantil kirchnerista, pasa en diciembre de 2008 a la oposición, compartiendo luego el recorrido de los sectores que acompañaron el conflicto del campo “por izquierda” (PCR, MST, CTA “degennarista”).
En el otro bando tenemos a las corrientes estudiantiles que apoyaron la política del gobierno nacional. La dinámica de polarización del conflicto les permitió adoptar una dinámica de crecimiento que se sostiene hasta hoy. Amén de una serie de medidas progresistas que permiten al gobierno recuperar rápidamente legitimidad (estatización de las AFJP, estatización de Aerolíneas, etc.), entre las causas de ese crecimiento estudiantil destacamos dos elementos. Por un lado, la recuperación discursiva de parte del gobierno del viejo lenguaje peronista (“patria vs. antipatria”, “pueblo vs. oligarquía”) lo que de la mano con una pátina de progresismo dada por intelectuales orgánicos (Carta Abierta comienza a reunirse en marzo de 2008) y un caballito de batalla televisivo como será “6, 7, 8” (comienza su transmisión en abril de 2009) genera un clima favorable a la militancia kirchnerista entre los jóvenes. Un segundo elemento que ha servido a la consolidación de este espacio es el cierre de la disputa “por arriba” entre duhaldismo y kirchnerismo (hasta el congreso de FUA de 2006 el peronismo estudiantil está dividido en estas dos variantes) y la normalización del Partido Justicialista en 2008 (recordemos que el PJ estaba intervenido desde 2003 por la Justicia). Por último, y más recientemente, se agregan nuevos elementos que fortalecen esa dinámica de crecimiento. El Bicentenario de mayo de 2010 da por cerrada la crisis abierta desde el “conflicto del campo” y al mismo tiempo señala el grado de recomposición de hegemonía del gobierno. Pero será la muerte de Néstor Kirchner en octubre del mismo año la que permite emerger a un nuevo sector identificado a secas como “juventud kirchnerista” (La Cámpora, y otros) que gana presencia rápidamente en las universidades argentinas, aunque aún sin un peso propio relevante.
El crecimiento del movimiento estudiantil de apoyo al gobierno tras 2008 es un dato objetivo (basta ver los resultados de los congresos de FUA de 2008 y 2010). Sin embargo, no parece ser tanto el resultado de un crecimiento absoluto, sino más bien de un crecimiento relativo. Si afinamos la vista veremos que detrás del aumento del caudal de votos kirchneristas se esconde la suma de grupos que antes “contaban” para la izquierda. En el movimiento estudiantil kirchnerista se destacan dos sectores: aquellos provenientes de militancia pejotista (JUP, JP Descamisados, Movimiento Universitario Evita-MUE, La Cámpora, entre otros) y aquellos provenientes de movimientos surgidos como independientes o de izquierda. Este último sector en general sostenía una política de mayor independencia del gobierno nacional, llamado “kirchnerismo crítico”, que en el contexto de polarización se va a acercando a posiciones “duras” oficialistas. Son los casos de los independientes del MILES y MPE, y de los comunistas del Movimiento Universitario de Izquierda-MUI[xviii]. Es decir, en cierta medida el crecimiento se sostuvo en base a agrupaciones pre-existentes, lo que señala la importancia que el llamado proceso de cooptación ha tenido para el fortalecimiento del kirchnerismo universitario.
Por último, nos encontramos con la izquierda que define una posición “independiente del campo y del gobierno” y levanta un programa propio. En esta izquierda se observan dos sectores: por un lado, los partidos trotskistas y por el otro los independientes. Los primeros (UJS, En Clave Roja-PTS), sostienen en estos años una inserción lograda en el movimiento estudiantil en los años álgidos del 2001 y sostenida durante toda la década (en términos generales, sin grandes avances ni retrocesos). Los independientes experimentan en este período una consolidación producto de la necesidad de “no dejarse atrapar por la polarización”, que conduce a un sector de ellos a la conformación del Espacio Nacional de Estudiantes de Organizaciones de Base (ENEOB) en septiembre de 2008, y a una expansión que continúa hasta nuestros días. Mención aparte merece la conformación de la Tendencia Estudiantil Revolucionaria-TER (MIR). Surgida como una tendencia del Movimiento Estudiantil Liberación, se escinde en 2008 quedándose con la conducción de la FUP. La TER, con importante presencia en la Patagonia, se acercará a estos sectores de la izquierda. Este hecho debilita aún más al movimiento estudiantil de Quebracho que fuera uno de los protagonistas de la resistencia a las reformas educativas de los ’90.
La diversificación de ejes de intervención: del debate sobre modelo de desarrollo y de universidad a las conquistas en bienestar estudiantil (del 2009 hasta la actualidad)
Como vemos, se trató de un período de fuertes reacomodos vinculados a posiciones políticas nacionales. En cuanto a ejes propiamente universitarios, habrá que esperar que las aguas amainen para que las cuestiones sectoriales tengan lugar a nivel nacional. Así es que en 2009 surge un conflicto que se nacionaliza rápidamente. Se trata del rechazo a los fondos provenientes de Minera Alumbrera para financiar universidades. En mayo de ese año el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) acuerda la distribución de 36.800.000 pesos procedentes de las utilidades de YMAD (Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio). En un contexto en que la población se encontraba medianamente sensibilizada con el tema a partir del veto a la Ley de Protección de Glaciares realizado por Cristina Fernández en noviembre de 2008 y la fuerte campaña mediática realizada por Proyecto Sur (en cara de su referente Fernando “Pino” Solanas) durante las elecciones legislativas de 2009 en torno al problema ambiental, la aceptación de los fondos generará un importante repudio en el seno de la comunidad universitaria. Desde mayo a diciembre, y a partir de una combinación de acción directa, acción institucional y denuncia pública, el tema se instala en la agenda de un buen número de Universidades Nacionales, y es tomado por parte importante del movimiento estudiantil de izquierda. Como resultado, tres universidades nacionales (Río Cuarto-UNRC, Luján-UNLU, Córdoba-UNC) rechazaron los fondos al igual que unas treinta unidades académicas de una decena de universidades más. En base al hecho de que fue tomado al mismo tiempo por una parte importante del movimiento estudiantil en un buen número de universidades podemos afirmar que fue el único conflicto sectorial de carácter nacional de esta última etapa.
Otra característica del período 2009-2011 ha sido la lucha por la ampliación de políticas de bienestar estudiantil. Si bien este eje de intervención es una constante en la historia del movimiento estudiantil, lo característico del período es haber obtenido importantes conquistas. Antes del 2008 tenemos algún antecedente puntual, como es el caso de la conquista del comedor universitario en la UNLP en 2003, y, por breve tiempo, en la UNR en 2002. A partir del 2008, este tipo de lucha prolifera, y observamos por ejemplo, la reapertura definitiva del comedor en la UNR (2009) y su conquista en la UNMdP (2009), en Tandil-UNICEN (2010) y en UNP (2011); la conquista del albergue en UNLP (2008) y del boleto universitario tanto en UNLP como en UNCOMA (2011). Estos son solo algunos ejemplos de un proceso de recuperación de derechos gremiales. Aún en el marco de un aumento presupuestario universitario sostenido y un contexto político favorable a este tipo de políticas, cada conquista fue producto de una lucha centralmente callejera y éste es un elemento común aglutinador de este proceso. Actualmente hay esbozos de una lucha unitaria en torno al boleto universitario nacional (que reúne, rara avis, a todo el arco estudiantil, desde el oficialismo a la oposición por derecha y por izquierda).
Como un hito respecto de la vieja bandera de lucha contra la LES y la CoNEAU, hay que señalar el rechazo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA en mayo de 2010 de la acreditación de sus carreras de grado. A partir de la movilización y presión estudiantil se logra el llamado a un referendo dirigido a toda la comunidad de la facultad en el que un 92% de la misma rechaza a la CoNEAU como órgano evaluador. Este acontecimiento constituye el primer triunfo en este eje desde los grandes conflictos resultados de la toma de la UNCOMA de 2004. Sin dudas, las condiciones para el rechazo institucional a la acreditación mejoran a partir de que se presenta como inevitable la reforma de la LES menemista. Por último, parece anunciarse un nuevo frente de conflicto respecto a las acreditaciones llegado el turno de los profesorados. Probablemente en 2012 tendremos noticias de luchas estudiantiles al respecto y de una re-apertura del debate al respecto en las facultades de Humanidades.
Al cerrar este período no queremos dejar de mencionar dos cuestiones más. Por un lado, los estudiantazos en Córdoba y Capital Federal de 2010. Estos, si bien tuvieron sus epicentros en los colegios secundarios (el primero, en rechazo de la reforma de la Ley provincial de educación; el segundo a favor de mejoras edilicias) tuvieron eco en algunas facultades de la UNC y, en mayor medida, la UBA. Aunque no llegaron a constituirse en ejes nacionales ni afectar a más universidades, tuvieron su cierre en una impresionante marcha educativa unitaria el 16 de septiembre en Plaza de Mayo que tuvo el valor de aglutinar a todos los niveles y actores educativos. Por otro lado, no podemos cerrar esta etapa sin hacer mención explícita al asesinato del estudiante Mariano Ferreyra el 20 de octubre de 2010, en el acompañamiento a la lucha de los trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca. Mariano, militante universitario, sintetiza los valores de un movimiento estudiantil que no se resigna a lo posible y representa a aquellos que día a día siguen poniendo el cuerpo a la lucha por un mundo socialista. Vaya para él nuestro recuerdo y homenaje.
La consolidación de una “izquierda independiente”
Desde la vuelta de la democracia en 1983 las agrupaciones estudiantiles independientes han sido parte del paisaje habitual en las facultades, si bien sosteniendo características “epocales” muy marcadas: durante los ’80 observamos “agrupaciones plurales” que sirvieron como espacio de reconstrucción de la actividad gremial; durante los ’90 adquieren la forma de “agrupaciones refugio” frente a la crisis de las concepciones políticas tradicionales. Pero será a partir de la crisis de representatividad de las estructuras partidarias del 2001 y de la proliferación de este tipo de agrupaciones, que se empieza a constituir no solo una identidad “independiente” sino también y lentamente las primeras corrientes nacionales estables de este sector.
En ese proceso un hito insoslayable fue la constitución del Espacio Nacional Independiente (ENI) en el Congreso de FUA de 2002, en el que al lograr la Secretaría General nos permite vislumbrar el peso cuantitativo alcanzado por este espacio. A partir de ese momento, y de la mano con los cambios en el escenario nacional, comienza un proceso de fragmentación, pero al mismo tiempo de consolidación de corrientes nacionales a partir de las agrupaciones que lo constituían.
En 2004 se presenta la primera corriente, el Movimiento Independiente Latinoamericanista Estudiantil (MILES) de perfil institucionalista y filo-kirchnerista (cercano a las posiciones del sector de Yaski de la CTA y del “moyanismo” en la CGT). A su vez, en el año 2008, este sector sufrirá una ruptura en la Universidad de Río Cuarto conformando el Movimiento para la Participación Estudiantil (MPE) que aglutinará a referencias importantes del “viejo ENI”, como La Bisagra (UNC) y parte de “UBA i(ndependiente)”. El MPE conserva un perfil muy similar al MILES, aunque más ligado al sector de Nuevo Encuentro.
Por otra parte, un sector del ENI decide mantenerse unificado y en la oposición al gobierno nacional. Esta unidad perdura de 2004 a 2006, aunque termina disolviéndose lentamente y conformando luego dos corrientes nacionales. Por un lado, el espacio más afín al sector estudiantil del Frente Popular Darío Santillán-FPDS (que nace en 2006) va a terminar conformando el Espacio Nacional de Estudiantes de Organizaciones de Base (ENEOB) en 2008. Por el otro, el sector más afín al Frente de Organizaciones en Lucha-FOL conforma durante 2006-2011 la llamada “proto-corriente” para finalmente sumarse al armado de la COB La Brecha (2011).
En síntesis, del ENI de 2002 surgen cuatro corrientes nacionales que aglutinan a la mayoría de las agrupaciones independientes que participaron en esa experiencia. Dos de ellas (MILES, MPE) oficialistas y las otras dos (ENEOB, La Brecha) opositoras al gobierno nacional. En adelante vamos a desarrollar la experiencia del ENEOB, al que consideramos el sector que se ha mostrado más dinámico y con mayor expansión de los cuatro.
El ENEOB tiene su plenario fundacional en septiembre de 2008 en Córdoba y es hijo indirecto del “conflicto del campo”. Pues surge como necesidad de aglutinar orgánicamente a un conjunto de agrupaciones que podían haber sido absorbidas por la dinámica envolvente de la polarización “campo-gobierno”. En esos momentos de definiciones se avanza en la construcción de una identidad que sirve a la cohesión del espacio: empieza a circular la idea de “izquierda independiente”.
Esta experiencia tendrá un rápido desarrollo por, al menos, tres motivos: por un lado, porque es capaz de utilizar la experiencia de organización nacional del sector estudiantil del FPDS (recordemos que la mayor parte de las agrupaciones participantes no tenían experiencia previa de articulación nacional); por otro lado, porque hace pie con bastante fuerza en las cuatro principales universidades del país (UBA, UNC, UNLP, UNR) a diferencia de las otras tres corrientes nacionales independientes. En tercer lugar, se monta sobre la experiencia y el nivel de articulación alcanzado en los Encuentros y las Federaciones por carrera. Cabe señalar que la mayoría de estos espacios están ligados a sectores del movimiento estudiantil independiente y, sobre todo a partir del 2001, su proliferación estuvo vinculada al mayor nivel organizativo del sector independiente del movimiento estudiantil.[xix] Esta vinculación se debe a que este sector ha dado siempre más valor a la disputa ideológica o política-académica (contenidos de los planes de estudio, alternativas epistemológicas, etcétera) que los partidos tradicionales.
Estos tres motivos confluyen para darle impulso al ENEOB que define articular la disputa por carreras con un debate más general sobre la orientación de la educación (en un contexto en que, recordemos, el gobierno anunciaba cambios en la normativa para la educación superior). Así es que en junio de 2009 realiza el Primer Foro Nacional de Educación para el Cambio Social en la UNLP, iniciativa que se mantendrá en el tiempo logrando en su tercera edición -realizada en la UBA en junio de 2011- una concurrencia de más de 5.000 participantes y la presencia de delegaciones de varios países. De este modo se constituyó en el mayor ámbito de debate educativo estable del país, lo que es doblemente valorable si consideramos su carácter autogestivo.
Producto de estos debates el ENEOB presentó públicamente en el año 2010 su propuesta de cara a una reforma en la LES (“15 puntos para una nueva LES”), al mismo tiempo que profundiza sus niveles de articulación con sectores del sindicalismo docente que se mantienen en la oposición al gobierno nacional. Por un lado, con la CONADU Histórica con quienes en octubre de 2010 organiza en la UNLP una Jornada por Otra Educación Superior (junto a diversas federaciones universitarias estudiantiles). Por otro lado, con su participación en los Congresos “por una Educación Superior democrática, popular, emancipadora y latinoamericana” que organiza el Frente de Recuperación Gremial de CONADU.
Todo ello ha ido constituyendo al ENEOB como el sector más dinámico del movimiento estudiantil independiente consolidando importantes avances en cargos de herramientas gremiales de representación. Actualmente el ENEOB retiene la presidencia de la FULP (desde 2006) y de FUViMa (desde 2010), la co-presidencia de la FUBA (desde 2010), participa de la conducción de la FUR (2011) así como de la Secretaría General de la Federación Universitaria de Mar del Plata-FUM (2011), además de conducir unos veinte Centros de Estudiantes en las Universidades de Córdoba, Comahue, Litoral, Luján, Lanús, Mar del Plata, Rosario, La Plata, Buenos Aires y Villa María. Los últimos resultados (noviembre de 2011) arrojan un crecimiento del ENEOB como alternativa en lo gremial, con el triunfo en Filosofía y Humanidades de la UNC, en Bellas Artes en la UNLP y en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
Por último, habiendo ya repasado su construcción de alternativas en lo ideológico y lo gremial, queda por repasar el trabajo del ENEOB en el plano político. Lo presentaremos en dos sentidos: en primer lugar, nos referiremos a lo político-sectorial. El ENEOB se plantea el desafío de profundizar la articulación con otros claustros en la disputa institucional de las Universidades. En este sentido, cuenta con dos valiosas experiencias: la reciente elección como rector de la UNRC de Marcelo Ruiz, proveniente del sindicato docente (AGD) y la participación en la conducción del decanato de Psicología de la UNR. Podemos decir que ambos son ensayos que permiten analizar de cerca la relación conflictiva entre movimiento social y Estado, en los casos en que compañeros y compañeras son quienes están en la dirección institucional, así como evaluar las posibilidades y limitaciones que brinda “la institución” para fortalecer una perspectiva emancipatoria. En un segundo sentido, nos referimos al sentido político-general. En este plano la mayor parte del ENEOB se incorporó a la construcción de la Coordinadora de Movimientos Populares de Argentina (COMPA), herramienta político-social multisectorial nacida en noviembre de 2009.
A 10 años del 2001: ¿Qué cambió en el movimiento estudiantil?
A modo de conclusión repasamos los cambios más significativos de esta década. En primer lugar, podemos señalar que el mapa político del movimiento estudiantil ha sufrido importantes modificaciones. A diferencia de las décadas pasadas hoy coexisten en las universidades un gran número de corrientes estudiantiles nacionales que atraviesan todo el espectro ideológico. Por lo que en líneas generales podemos afirmar que ha habido un considerable aumento en el grado de organización estudiantil, especialmente en términos progresistas y de izquierda (es un hecho que en estos años no se ha establecido una corriente estudiantil conservadora, ocupando ese espacio decreciente la Franja Morada y el MNR[xx] y, más difícil de medir, parte de la JUP). En este marco de crecimiento, agregamos que se destacan como nuevos fenómenos organizativos la aparición de cuatro corrientes estudiantiles nacionales del sector independiente, así como de nuevas corrientes estudiantiles dentro del kirchnerismo pero por fuera de la JUP.
En segundo lugar y en cuanto a nuevas prácticas organizativas se destacan las Federaciones y Encuentros Nacionales por carrera, en algunos casos con proyección latinoamericana. Centralmente se abocan a problematizar el rol social de cada campo de conocimiento así como el perfil del egresado, es decir, se ubican en un plano de disputa académica. Inicialmente estos espacios han sido impulsados, en su mayoría, por el sector independiente en sus diferentes variantes, aunque recientemente otros sectores del movimiento estudiantil han empezado a impulsar encuentros desde sus perspectivas ideológicas. Además, y más recientemente, se destaca la realización de diversos Foros educativos nacionales con importante grado de masividad (nos referimos a los organizados por ENEOB, MILES y MPE), que trascienden la división “por carrera” e integra las diferentes disciplinas en el debate sobre el rol de la educación y la Universidad.
Un tercer hecho a subrayar ha sido la recuperación y puesta en funcionamiento de las federaciones universitarias, entre las que resaltan por su protagonismo e intransigencia la de Buenos Aires, La Plata, Comahue y Patagonia (y por períodos excepcionales, la de Rosario). Fueron pocos los momentos en que las diferentes federaciones conducidas por la izquierda han logrado articular acciones comunes. Sin embargo, a partir de la presencia de la izquierda independiente en la conducción de varias de ellas han empezado a concretarse algunas instancias de coordinación, como fue la “Jornada por Otra Educación Superior: Democrática, Popular, Emancipadora y Latinoamericana” el 22 de octubre de 2010 en la UNLP.
Por último, la crisis del 2001 implicó un cuestionamiento a las lógicas de construcción política vigentes y planteó la pregunta sobre (al mismo tiempo que alumbraba) nuevas formas. En el movimiento estudiantil emerge desde el sector independiente una crítica dirigida a los partidos de izquierda en dos aspectos centrales. En cierta medida los actuales ejes de intervención, mapa de fuerzas y ciertas prácticas organizativas se muestran deudores de estos cuestionamientos.
Por un lado, la crítica a las estructuras verticales tradicionales y una exigencia de formas organizativas más democráticas, igualitarias, horizontales, así como un cuestionamiento a la política de representación a favor de una política de “ponerle el cuerpo”. En estos diez años de convivencia de lógicas tensionadas al respecto, hoy podemos afirmar que el resultado es contradictorio. Sin dudas encontramos casos de democratización de los gremios, de impulso de nuevas prácticas organizativas y formas novedosas de unidad. Pero también es cierto que como regla general se ha crecido copiando lógicas partidarias clásicas, generalmente de mayor eficacia para la intervención masiva. Estas dos tendencias suelen actuar como momentos en tensión en el día a día de decenas de agrupaciones estudiantiles independientes. La resolución de esa tensión suele encontrarse en cada caso en función de una sumatoria de factores, entre los que se destacan la presencia de otras organizaciones en el mismo territorio, el tipo de relación que entablan las autoridades de la institución, la solidez ideológica de la agrupación, las características del estudiantado, la participación en estructuras mayores de articulación sectorial o multisectorial.
Por otro lado, se crítica la concepción del movimiento estudiantil y la Universidad que sostienen los partidos de izquierda. Se trata de cierta instrumentalización del estudiantado consistente en reducirlo a mero auxiliar de los sujetos de transformación (la clase obrera, los desocupados, los campesinos, etc.), sea como caja de resonancia para conflictos sociales, sea como cantera de militantes, sea como fuente de recursos[xxi].El sector independiente va a revalorizar la universidad como territorio de disputa integrando nuevos planos a la tradicional lucha económico-gremial o “sindical”. Va a dar centralidad a la disputa político-académica (o por la producción y socialización del conocimiento) a través de cátedras libres, revistas, encuentros por carrera, foros, grupos de estudio, etc. Y en función de esa disputa va a incorporar la lucha en el plano político-institucional, ganando lugares en los espacios de decisión y peleando por su democratización, para incidir en temas claves cómo qué plan de estudios es aprobado, qué línea de investigación financiada, qué proyecto de extensión avalado. En fin, se trata de integrar los tres planos de intervención, apuntando a lograr una democratización social y política de la Universidad para ser puesta en función de un proyecto nacional popular, emancipador y latinoamericanista que hace falta ir elaborando de antemano.
Bibliografía y fuentes
Cano, Daniel y Aymá, Ana. Voces, luchas y sueños. Historia oral del movimiento estudiantil argentino. Presidencias de la FUA 1983 – 1995. Centro de Estudios para la Reforma Universitaria-Universidad Nacional del Litoral: Santa Fe, 1999.
Condenanza, Lucía M., y Liaudat, Santiago, “La Universidad Pública Argentina en el siglo XXI: evoluciones, tendencias y contradicciones vinculadas a una nueva visión del desarrollo. El caso de la UNLP”, en Revista Debates Urgentes 1, diciembre de 2011 (en prensa)
Cortés, Martín, “¿Una ideología del afuera?”, s/d, disponible en http://www.dariovive.org/notas/cortez1.htm
Gómez, Sebastián, “El dinámico escenario político y la política de educación superior, ciencia y tecnología del gobierno. El caso de una nueva Ley (nacional) de Educación Superior”. En: Revista Espacios de crítica y construcción 44 (septiembre de 2010), Buenos Aires, pp. 4-9.
Picotto, Diego, y Vommaro, Pablo, “Jóvenes y Política: las agrupaciones estudiantiles independientes de la Universidad de Buenos Aires”. En: Revista Nómadas 32 (2010), Colombia, pp. 149-162.
Publicación Institucional de la Universidad Nacional de La Plata, “Anuario estadístico 2010 – Informe anual comparado de indicadores de la UNLP”, 2010. En: <http://www.unlp.edu.ar/uploads/docs/anuario_2010.pdf> (23/10/11)
Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación, “Anuario de Estadísticas Universitarias 2009”, 2010. En: <http://www.me.gov.ar/spu/documentos/Anuario-2009.pdf> (23/10/11)
Touza, Rodrigo, “El movimiento estudiantil universitario de Mendoza entre 1983 y 2000”. En: Bonavena, Pablo, Califa, Sebastián y Millán, Mariano, El movimiento estudiantil argentino. Historias con presente. Ediciones Cooperativas: Buenos Aires, 2007. Pp. 247-270.


Artículo escrito para Herramienta.
[i] En 1987 con la sanción de las leyes de Punto Final (diciembre de 1986) y Obediencia Debida (junio de 1987) y el comienzo del proceso inflacionario que culminará con la crisis económica de dos años después, empieza a trasladarse parte de los esfuerzos de la militancia universitaria hacia lo presupuestario.
[ii] Algunas agrupaciones supervivientes de esta experiencia son el Movimiento de Unidad Estudiantil de Ciencias Económicas (MUECE) de la UNLP y el Frente Amplio por una Nueva Agronomía (FANA) de la UBA. Para un registro de otras agrupaciones y un análisis del período ver: Picotto y Vommaro, 2010.
[iii] Algunas agrupaciones de este tipo fueron Arco Iris (Filosofía y Letras) e Integración Independiente (Económicas) de la Universidad de Cuyo y el Movimiento Estudiantil Independiente-MEI (Ingeniería) de la UNLP. Este último representa un caso extremo al haber permanecido como Centro de Estudiantes durante la dictadura militar. Como señala Touza (2007), varias de estas organizaciones terminarán siendo parte de la UPAU en los ’90 y se integran al menemismo.
[iv] En el año 1987 la Franja Morada sufre una crisis con epicentro en Córdoba en la que se genera una escisión: la Corriente Nacional de Liberación (CNL). La CNL irá unida a sectores de la izquierda en el congreso de la FUA de ese mismo año quedando en segundo puesto detrás de la Franja que obtiene un 35% de los votos (bajando un 10% respecto al Congreso de 1985) (Cano y Aymá, 1999).
[v] Es emblemática al respecto la reforma de los estatutos de la Franja Morada de 1989.
[vi] Algunas agrupaciones supervivientes de esta experiencia son la Agrupación Unidad para la Lucha Estudiantil-AULE (Humanidades) en la UNLP, el Mate (Sociales) y la Mariátegui (Filosofía) en la UBA, y el FAE Santiago Pampillón en la UNR.  
[vii] Como agrupaciones supervivientes de esta época podemos mencionar NBI (Derecho), Síntesis (Medicina) y TNT (Económicas) en la UBA, la Conti (Periodismo) y Utopía (Humanidades) en la UNLP.
[viii] Las características y evolución del sector independiente son desarrolladas más adelante en este artículo.
[ix] En el 2005 se destinaron 2.873 millones de pesos a la educación superior mientras que en el 2009 esa cifra se eleva a 9.812 millones de pesos. Datos extraídos del “Anuario de Estadísticas Universitarias 2009”, 2010. En <http://www.me.gov.ar/spu/documentos/Anuario-2009.pdf> (23/10/11). Pág 206.
[x] Dato extraído de “La inflación y la evaluación de los salarios docentes universitarios”. Abril 2011. En: http://www.conadu.org.ar   
[xi] Programa Raíces - Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior, Ministerio de Ciencia y Tecnología.
[xii] Para el listado de universidades con sus fechas de creación, ver: http://www.me.gov.ar/spu/Servicios/Autoridades_Universitarias/autoridades_universitarias.html
[xiii] Para un análisis de qué implicó el cambio en la visión del desarrollo sostenido por la Universidad en la última década, ver Condenanza y Liaudat, 2011.
[xiv] Un ejemplo claro del crecimiento de los convenios con las empresas nos lo da la UNLP donde para el año 2009 la relación con el sector privado abarca un total del 53.7 % de los convenios suscritos mientras que hace una década abarcaba el 21%. Elaboración propia a partir de dato extraídos del “Anuario estadístico 2010 – Informe anual comparado de indicadores de la UNLP”, pág. 59
[xv] Consideramos presupuesto de funcionamiento a los llamados incisos 2, 3 y 4. Elaboración propia a partir de datos extraídos de “Anuario de Estadísticas Universitarias 2009”, 2010: 214-216.
[xvi]Elaboración propia a partir de datos extraídos de “Anuario de Estadísticas Universitarias 2009”, 2010:41 y 2010:39, respectivamente.
[xvii] Nombre que asume en septiembre de 2003 la corriente estudiantil vinculada a Quebracho hasta entonces denominada Movimiento 31 de mayo (M-31), en alusión al “abrazo al Congreso” de 1995 contra la sanción de la LES. Participan de esta nueva corriente estudiantil otras fuerzas políticas menores afines.
[xviii] Nuevo nombre que asume desde el 2001 el sector estudiantil vinculado al PC.
[xix] Encontramos que antes del 2000 sólo existen cinco encuentros nacionales por carrera (Agronomía, Enfermería, Bellas Artes, Veterinaria, Trabajo Social). Mientras que, en un período de apenas diez años, se generan otros veinte encuentros con continuidad hasta el día de hoy (por mencionar algunos: Geografía desde el 2000, Comunicación Social desde 2003, Lenguas y Letras desde 2005, Sociología desde 2007).
[xx] Para sustentar tal afirmación podemos referir al número de congresales en FUA que tiene este sector radical-socialista. En los ‘80 la Franja, el MNR y la UPAU detentaban cerca de 2/3 de la representación estudiantil. En el congreso de FUA del 2010 la sumatoria de congresales de Franja y MNR implica un 40% de representación; es decir, una caída promedio de más de 20 puntos porcentuales. Elaboración propia a partir de datos extraídos de Cano y Aymá, 1999 y de información periodística del congreso de FUA de 2010.
[xxi] Para una interesante presentación de este debate, ver Cortés, s/d.

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